Por mandato Constitucional, la Cámara de Diputados tuvo como fecha límite el 15 de noviembre para aprobar el Presupuesto de Egresos 2021 (PEF-21), para que veinte días después el Ejecutivo decrete su publicación, y en veinte días después de publicado, el Ejecutivo lo regrese con los anexos del presupuesto.
En lo general, con el voto en contra de la oposición, se aprobó el PEF 2021 con 6.3 billones de pesos; con ello, se garantiza la continuidad de los programas del gobierno federal. Se garantiza las participaciones a los estados, los apoyos a los municipios. Se fortalece el presupuesto destinado a pensiones de adultos mayores, niñas y niños con discapacidad. Se da continuidad a los proyectos estratégicos como el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas, el Ferrocarril Transístmico y el Aeropuerto Internacional de Santa Lucía.
Ante la contingencia sanitaria, el sector salud será el mayor privilegiado, seguramente contempla adquirir las vacunas contra el Covid-19 y aliviar las múltiples carencias de un sistema de salud precario y saqueado en el pasado. El presupuesto a la educación, sigue garantizado. En lo que respecta al sector rural y agropecuario asociado a la producción de alimentos y materias primas para la agroindustria, desatendido en las últimas cuatro décadas; hay que admitirlo, hoy sigue sin considerarse sector estratégico para el desarrollo, la seguridad alimentaria y soberanía, el presupuesto actual al campo sigue tan laxo como de poco impacto sus políticas.
Las prioridades nacionales prevalecieron sobre los intereses de los legisladores de oposición, quienes metieron mil 29 reservas “un récord”, histórico, como nunca antes. Queda claro que en los gobiernos pasados, la compra de votos y el manejo irracional de la votación de los presupuestos manipulados, se limitaba a alzar mano con ojos cerrados, dando como resultado la unanimidad de votos y el pago de favores, basta con recordar la histórica y obscena “roqueseñal” con el alza del IVA del 10 al 15% en marzo de 1995, o los jugosos moches de legisladores del PAN-PRD, concubinos del PRI con la reforma energética de 2013, que recientemente salieron a relucir por el caso Odebrecht.
Por otro lado, los autonombrados gobernadores federalistas, con amenazas y chantajes e ignorando la Ley de Coordinación Fiscal, exigen más presupuesto. Para decirlo con toda claridad, la ambición de Enrique Alfaro, no tiene límites, en tan solo 2 años de su gobierno, ha endeudado a Jalisco por 34 mil millones de pesos y con pésimo y cuestionado manejo de la pandemia. Una piedra más en el camino se aglutina con las moronas del PRI-PAN-PRD convocados en alianza por la clase burguesa, representada por el insaciable Claudio X. González, apostando todo por colocar a sus alfiles en 2021 y recuperar sus alforjas. “Sí, por México” es solo la máscara.
A pesar de una baja recaudación fiscal por la pandemia y gastos emergentes, en 2021 habrá un presupuesto priorizado. Eficientar, potencializar y transparentar exitosamente el presupuesto, sin endeudar más al país y generando un Estado de Bienestar, será una fortaleza de la buena gestión pública del gobierno actual; lo contrario, solo dejará ranuras y desesperanza.